lunes, 12 de marzo de 2012

Se arrastró hacia su cama. Era solamente en aquel momento del día cuando sentía  como la soledad la abrazaba. Y fuerte. Sentía como llegado a aquel momento, se rendía a ella de igual modo que lo hace una esclava ante su amo. Se entregaba a su soledad. Era simplemente por aquel motivo, por el cual muchas noches se emborrachaba del no sueño, para intentar así no caer en sus redes traicioneras de nuevo, en su lecho. Pero aquello no siempre habia sido de igual modo. Ahora conocía perfectamente el mapa físico de su cama , como quien  con palpar algo sabe lo que es. Ella, lo sentía. A veces, Morfeo era su aliado y la aferraba a sí mismo con un cálido abrazo que la  transportaba a  un lugar lejano, que la envolvía de  sucesos marañosos, en los que ella era protagonista muchas veces. Pero, otras muchas veces, le daba la espalda y se reía de ella, dejándola que ahora se enfentase en su cuadrilatero a solas con ella, con su amante, otras veces su ama, otras veces su protectora.

No es sino la soledad la fiel amante que si le tiendes la mano, te envuelve en un abrazo y te cierra los ojos?.