miércoles, 8 de febrero de 2012

Tiempo, hilvanando.

Dicen de él, que es una constante.. hum, o bueno muchas veces se considera como tal, bueno no, muchas veces no. Siempre. 

Realmente, a mi me sugiere muchas cosas. Si lo pienso objetivamente, y no le doy muchas vueltas, lo primero en emerger en mi cabeza es " tenemos dos móviles que se encuentran en dos puntos, uno en Madrid y otro en Barcelona..bla bla bla.. calcule cuanto tiempo tardan en cruzarse.." . Vamos, el típico problema del cole.. o bueno si nos vamos a un nivel de más exigencia.. pues, el abanico de problemas  plantearse aumenta. 
Si consultamos en el diccionario de la RAE, nos encontramos con que lo definen de la siguiente manera:

1.m. Duración de las cosas sujetas a mudanza.
2. m. Magnitud física que permite ordenar la secuencia de los sucesos, estableciendo un pasado, un presente y un futuro. Su unidad en el SI es el segundo.
3. m. Parte de esta secuencia.
4. m. Época durante la cual vive alguien o sucede algo.
5.m. edad (tiempo vivido).
6. m. edad (de una cosa).
7. m. Oportunidad, ocasión o coyuntura de hacer algo.
8. m. Lugar, proporción o espacio libre de otros negocios.
9. m. Largo espacio de tiempo.
10. m. Cada uno de los actos sucesivos en que se divide la ejecución de algo.
11. m. Estado atmosférico
Vistas las siguientes definiciones, además de aquellas que me decidido saltarme, ciertamente hace que el término tiempo se complique.

-Hace buen tiempo- mire a la mujer que estaba en la parada del bus, a mi derecha. Toda digna con su carro de la compra. Sí, era martes, día de mercado; la buena de la mujer, sonriente a esas horas tan intempestivas, se iba  a la compra, en busca de los precios arañados a la baja entre verduleras y mujeres rudas del campo que se apoltronan, como todos los martes en el campo de la feria. Decidí, que a esas horas, tapada entera por el frío que hacía y cargada con mi mochila llena de utensilios varios, mejor era  dedicarle una sonrisa, sin mucho más. No era la mejor hora para establecer una conversación con una desconocida, y menos pensando que estaba deseando subirme al bus, arrimarme a una esquina y rogar quince minutos de sueño antes de llegar a clase. Tocaban prácticas de síntesis, así que mejor estar despierta. Realmente había helada, pero el sol parecia comenzar a desperezarse, vamos  inversamente proporcional a mí, que bostezaba sin parar, asomándoseme casi una lagrimilla por el ojo. Sí, gran pereza.

-!Cuánto tiempo sin verte!- Fue lo primero que oí mi  tras de mi, nada más poner un pie en la Facultad. Me giré. Ciertamente, no habría hecho falta, conocía esa voz dicharachera nada más oirla a distancia. Ahí estaba el único hombre del mundo que me alegraba la vida al llegar a esas horas allí. Y es que, entrar a las ocho y media de la mañana, escuchando grupos del calibre de Barón Rojo en sus horas más clásicas, Obús en sus buenos tiempos, o a Rosendo.. pues, eso te hace empezar el día con buen pie. No pude evitar el frenarme en seco, y cambiar mi trayectoria. Dirección, como no, cafetería.

Como es evidente... pasó el tiempo.

Todavía, muchas veces cuando pululo por mi casa, con la música de fondo, sonando cualquier cosa comercial en la radio, o bien alguna que otra de mis selecciones especiales en mi pc, evocan en mí, algún que otro tiempo. Es así como en un breve espacio temporal, consigo rememorar alguno de los hechos comunes de mi casa, quedándome embobada pensando. Una sonrisa en mi cara. Fácil es recordar aquellas tardes de invierno, en las que, mientras mi madre se dedicaba a planchar, o simplemente a hacer calceta ( porque sí, yo era de aquellas niñas cuya madre hacia jerseis a calceta o chaquetas...) yo rechistaba porque quería mi bocadillo de nocilla. No había lugar a rabieta, tocaba plátano  y bocadillo de membrillo. ¡Qué tiempos aquellos!. 
Ya era de noche, sonaba el portero y cómo no, yo me levantaba de la alfombra de la sala como si tuviera un resorte. No paraba de reir al ver a mi padre llegar, siempre con aquella apariencia, todo lleno de barro... y mi madre gritandole: " sácate los tacos, sácate los tacos". Evidementemente por todo el pasillo habia quedado un caminito de redondelitos marcados, aquí y allí. Directo a la ducha.

Sonó el despertador, bueno miento, sonó mi móvil. Miento otra vez, sóno por enésima vez la alarma del despertador de mi móvil. Mi mano, se escapo rápidamente por debajo de mi nórdico y de mis sábanas de franela, para tomarlo, tal cual como si de una estocada en esgrima se tratase. El único fin era apagar el la condenada alarma que ya me estaba fastidiando aquel magnífico sueño de la hora tan intempestiva en la que estaba. Abrí perezosamente un ojo y miré: 4:15am. Buena hora. Sí, realmente era una buera hora, pero para regresar a casa, de un dia de fiesta, de tomar unas copas... era la mejor hora para meterse en cama y disfrutar de ella. Remoloneé un poco más, hasta que mi móvil se empecinó en despertarme de nuevo. Me levanté. Sin saber muy bien cómo, en la ducha me di un último sueñecito, y si que prestaba. Sólo de pensar que fuera estábamos tal vez a -4ºC, y que alli en mi ducha, caía sobre mí el agua a temperatura tan tan agradable...me espabilé!. Cierto es que no me paré a pensar que ponerme, así que pillé lo del día anterior, mientras de reojo miré la hora en el que sí era mi despertador, y que jamás usaba como tal. No tenía apenas volumen esa molesta alarma. Todavía tenía hora vieja, no me había molestado ni en cambiársela. Desayuné rápido, pero abundantemente, y cuando casi no me dí ni cuenta estaba bajando a toda prisa las escaleras de casa, mientras abria el garaje con el mando. Resoplé, puse el cinturón, y la marcha atrás. Allá vamos, que hoy llego con tiempo. Y mientras comenzaba mi andanza mañanera, recordé las palabras de un muy buen amigo mío " esas horas no son para ir a trabajar, debería de estar prohibido". Me sigo riendo, mientras, sin despistarme mucho... busco algo apetecible que escuchar, y de paso ir cantando.

Aquel día, explicandole el ejercicio de vectores antes del examen, recordé. En mi mente aquel profesor desviado de los caminos adoctrinados de los de su época. Se había casado con una alumna, se había separado de ella, seguió en las mismas durante tiempo hasta terminar con la profesora hueso de historia del instituto. Era todo un personaje, y sí , le había dado clase a mi madre!. Me amargó el curso, así que cuando mi prima me pidió ayuda ( que se la hubiese dado de todas todas) no lo dudé ni un microsegundo. Estaba dispuesta a ayudarla, no sólo a aprobar si no a sacar nota también. El día que me enseñó el video que alguno de sus alumnos colgado en youtube, viendo como mi querido profesor, a su edad de casi jubilado le dio por jugar en el recreo entre sus pupilos.. no tenía precio. Pero hubo algo que se quedó grabado en mi retina por siempre y fue la tremenda culada que se dio. Pobre incauto. Que pasada una edad y sin ropa deportiva, las cosas se complican. Sigamos, a ver, movimiento circular uniformemente acelerado.

Escuchando una canción no hace mucho tiempo, más bien poco, o bueno dependiendo de según de la relatividad del tiempo de cada uno, decia " dicen que el tiempo  como el olvido son hermanos gemelos". Durante el tiempo que escuche esa canción sonreía, fueron escasos minutos, no se exactamente cuantos, pero escasos. Escasos porque, según como dije, el tiempo será constante, irreversible y muchas otras cosas, pero muchas veces somos nosotros mismos su reloj. Cuando estamos con quien queremos, cuando reimos, cuando disfrutamos, ese tiempo parece achicarse y correr, cada vez más. Pasa rápido. 

Todos los días, pienso en como sería la mejor manera de poder encontrar la fórmula para deterlo, o al menos frenarlo. 
En cuanto a esa canción con esa frase, sólo dejamos que el tiempo y el olvido sean hermanos gemelos, si así lo deseamos, porque una de mis premisas para poder reterner el tiempo es recordar esas cosas , pequeñas o grandes, diarias o fortuitas, siempre mas alegres y felices que tristes. Es como coger ese pedazo de tiempo  y meterlo en frasquito, del cual de cuando en vez olisqueamos su recuerdo.













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